Hemos empezado la des-escalada. ¡Cuidado con olvidar lo que ha ocurrido! Hemos estado casi dos meses de confinamiento porque una pandemia mundial ha azotado nuestro mundo y ha infectado a muchísimas personas llevándose por delante la vida de otras tantas.
Hemos iniciado la des-escalada. Y, automáticamente, parece que todo se borra de nuestra memoria, de nuestro cuerpo. Durante el confinamiento, cada uno nos hemos visto enfrentados a nuestros fantasmas personales y los hemos combatido según hemos podido. Y sea lo que sea lo que hallamos hecho ha resultado ser una pequeña GRAN HAZAÑA. ¡No lo olvidemos!. No lo olvidemos cuando salgamos a la calle y volvamos a juntarnos con nuestros seres queridos y, sin darnos cuenta y tras los primeros momentos de alegría tras el re-encuentro, vuelvan a apoderarse de nosotros nuestros funcionamientos arcaicos inconscientes. Y volvamos a juzgar, y volvamos a pelear, y volvamos a competir,…
Hemos iniciado la des-escalada pero ahora nos enfrentamos con una nueva lucha: mantener vivo en el exterior todas las batallas vencidas durante el confinamiento. Si no nos mantenemos firmes, la inercia de este mundo nos devolverá al mismo lugar donde estábamos.

Dentro de nosotros funcionan dos mecanismos:
- Uno puro y virginal, lleno de gracia y de amor puro, a través del cual se dan nuestras relaciones fraternales auténticas con nuestros hijos, con nuestra familia, con nuestros amigos, etc. Desde aquí, buscamos siempre el concilio, la unión y la calma.
- Otro oscuro que, resultado de carencias e inseguridades, busca luchar, separar y empequeñecer a los demás y a nosotros mismos. Desde aquí se activa la desconfianza, el miedo, el rencor, la competitividad, la agresividad, la soledad, el individualismo, etc.
El COVID-19 nos ha permitido experimentar en nuestra propia piel de una manera muy clara y evidente estas dos realidades en un pequeño lapso de tiempo. La reclusión a la que nos ha llevado ha despertado en nosotros nuestra parte más auténtica y genuina, nuestra necesidad de unión con el resto del mundo y nuestro anhelo de cuidarnos unos a otros. La salida al mundo, que iniciamos ahora, supone una gran oportunidad para mantener todo este despertar vivo, con todas las repercusiones positivas que esto tendrá o, por el contrario, volver a caer en las trampas de este mundo y dormirnos de nuevo ante las hipnóticas tentaciones que se nos volverán a presentar.

Ya conocemos dónde nos lleva vivir según las reglas de este mundo. Y hemos descubierto, un poco al menos, que todo puede ser diferente en realidad. Se trata de una elección personal, diaria y continuada para mantenernos en uno u otro lado. No se trata de algo fácil. En realidad, supone una dura batalla del bien contra el mal en nuestro interior. Y será difícil. Porque este mundo nos seguirá provocando para que aceptemos sus tentaciones. Se mimetizará con nosotros para que nos creamos uno con él. Y ahí se encuentra la verdadera hazaña: discernir dentro de nosotros en cada momento qué mecanismo está funcionando, y elegir…